Por: Carolina Solís

Para Mundo de Mamá

 

Las mascotas no son por ahora parte de mis planes para mi bebé, pero cuando lo veo interactuar con los perros se me antojan un montón.

Él es de los niños que les encanta acercarse a cada animal que ve en la calle y es feliz jugando con los pequineses de sus abuelitos. De hecho es bastante atrevido y lo que le gusta es que lo chupen (laman) o incluso sentir sus dientes. Estos perros en particular son muy nobles pero según he estado leyendo hay razones importantes en las que se debe prestar atención a la hora de comprar una mascota para un bebé.

Tratándose de perros la raza es fundamental. Los hay más y menos tolerantes por lo que una de las primeras tareas antes de adquirir un canino es revisar las listas que sugieren los expertos, sus características y cuidados. Esto también nos permitirá determinar el grado de responsabilidad que asumiremos  cuando decidamos comprarlo. Se recomienda adquirir perros, si no se les tiene antes, a partir de los 6 años, para que los pequeños se involucren en sus cuidados y atención y haya un proceso de aprendizaje. En cuanto a los gatos las consideraciones son similares. A veces el tema de las alergias sale a colación cuando pensamos en estos animales domésticos, pero hace poco tiempo en la revista Health se publicó una investigación en la que se revela que los adolescentes que vivieron con un gato durante su primer año de vida tenían un riesgo 48% menor de alergia a ellos y los adolescentes que vivieron con un perro tuvieron un riesgo 50% menor de alergia.

Otras opciones como roedores, canarios, periquitos se recomiendan después de los 5 años, ya que los infantes no miden su fuerza y pueden hacerles daño.

Por otro lado, hay que tomar en cuenta que la Academia Americana de Pediatría (AAP) advirtió que los niños pequeños no deben tener como mascotas a erizos, hámsters, pollos, lagartos pequeños ni tortugas debido a los riesgos de salud que representan. No sólo portan gérmenes peligrosos, incluso mortales, sino que pueden tender a atacar.

La Academia puntualmente señaló: “Los niños pequeños son más vulnerables porque sus sistemas de inmunidad no están completamente desarrollados y a menudo se ponen las manos en la boca. Eso significa que las familias con niños menores de cinco años deben evitar mascotas “no tradicionales”.

Los pececitos son otra alternativa, sin embargo señalan que el inconveniente es que no es fácil establecer un vínculo fuerte de cariño y en consecuencia los pequeños terminan olvidando atenderlos o incluso pierden el interés.

Ya cuando todos los aspectos se valoraron y se decide cuál es la mascota ideal para el niño vienen muchas más consideraciones, como por ejemplo estar pendientes de la relación de ambos. Según indican los expertos, por más familiar o entrenado que sea un perrito o gatito hay que estar al pendiente ya que puede haber reacciones inesperadas que conduzcan a un accidente. Y no está de más recordar la importancia de ir inculcándoles desde pequeños cómo comportarse y tratar a estos animalitos.

En realidad creo que pasará un tiempo de aquí a que mi bebé tenga una mascota, el hecho de vivir en un apartamento, aunque no es excusa, a mí particularmente me quita el entusiasmo, pero desde ya puedo imaginar su carita el día en que llegue a casa su primer perrito.

 

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