Una situación complicada para los padres es decidir si dejan al bebé durmiendo en su cama o si lo acostumbran a dormir solo luego de los tres meses de edad. O bien, cuando ya esté creciendo y sea un preescolar, qué se debe responder a la pregunta: ¿puedo dormir con ustedes?
Como en muchas cosas, existen opiniones muy variadas a favor y en contra de esta practica. Esto nos demuestra que como se dice popularmente “cada cabeza es un mundo”. Ahora bien, la disyuntiva aquí es ¿qué hago yo?.
En una entrevista realizada por La Vanguardia al pediatra catalán, Carlos González, él aseguró que no existe ningún inconveniente en que los hijos se pasen en la noche a dormir a la cama de los padres. Además, asegura que: “Normalmente es lo más cómodo, aunque hay quien se empeña en levantarse seis veces cada noche para consolar a su hijo, pero no estoy dispuesto a hacer ese sacrificio cuando todo se resuelve metiéndotelo en la cama”.
De igual manera, el pediatra indicó que “el prejuicio es pensar que los niños que duermen con sus progenitores son más dependientes. Pero, según algunos estudios, los que duermen en la cama de sus padres tienen menos problemas de salud mental”.
En la otra acera, la psiquiatra infantil, María Jesús Mardomingo indicó al diario El País, “que es aconsejable que el pequeño duerma en su cuna y fuera de la habitación de los padres a partir del cuarto o quinto mes de vida. Cuando el bebé llora y no sabe expresar por qué se altera su sueño, los padres y responsables de su cuidado deben indagar primero la causa y, si ésta existe, corregirla, como pudiera ser cambiarle el pañal o darle el biberón si tiene hambre. Lo peor que puede hacerse es llevarle a la cama de los padres para que se calle y les deje dormir. Acabará convirtiéndose en una costumbre por ambas partes”.
Pero bueno, es importante resaltar que para los niños, la hora de dormir podría significar el momento de separación de los padres y el momento en que se debe separar de los juguetes, por eso, es parte de tu tarea hacer que no lo entienda con estas percepciones negativas, sino que lo perciba como autonomía y su espacio personal. Y para los padres es recuperar la intimidad de pareja.
Como bien, nos pudimos dar cuenta de que las opiniones no están dirigidas a un solo lado. Cada una de nosotras, más que nadie, se puede dar cuenta de lo que es mejor para nuestro hijo o en qué ocasiones acceder y en qué ocasiones ser fuertes y transmitir la confianza que nuestros hijos necesitan para quedarse durmiendo en su cama.
Vía: La Vanguardia, El País y Guía Infantil