Por: Helga Glaesel-Blanding

Para Mundo de Mamá

 

¿Cuándo fue la última vez que tu familia disfrutó de una comida, estando todos juntos? Con tantas cosas qué hacer, y hoy en día que tenemos a nuestros hijos en tantas actividades extracurriculares, es más difícil que nunca lograr que todos coincidan a la misma hora para poder compartir un tiempo de comida. Sin embargo, estudios han demostrado los beneficios para nuestros hijos pequeños y adolescentes, por lo que hay que tratar de hacerlo varias veces a la semana, ya sea para el desayuno, almuerzo o la cena. No solo estaremos formando lazos familiares duraderos, sino tradiciones y recuerdos.

  • Comunicación:  La primer ventaja, es obviamente la comunicación, durante el tiempo de comida pueden conversar sobre cómo les fue durante el día, se le puede dar atención extra a los niños y adolescentes, planificar alguna salida familiar, y enterarse de lo que pasa en la vida de cada quien. Al tener la costumbre de sentarse juntos a comer, se les brindará a los hijos un sentimiento de pertenencia que les da seguridad y los hace sentirse en un ambiente cariñoso.
  • Modales:  Qué mejor momento para enseñarles modales a nuestros hijos que durante el tiempo de comida. Guiémoslos con nuestro ejemplo sin criticarlos o volver tenso el momento.
  • Nutrición:  Las comidas preparadas en casa generalmente van a ser mas nutritivas que las que podamos comprar en la calle, en especial cuando estamos realmente apurados y no nos queda otra que pasar a un lugar de comida rápida.
  • Habilidades: Podemos enseñarles a nuestros hijos habilidades básicas para que vayan aprendiendo a ser auto-suficientes, y a preparar platillos básicos que les servirán más adelante, así como planificar un menú, y aprender cómo hacer la compra de víveres. Los más pequeños pueden ayudar a poner la mesa, o servir el pan.
  • Salud:  No solo hablamos de salud física, sino de salud mental y emocional. Estudios han demostrado que familias que tienen la costumbre de compartir tiempos de comida juntos reflejan índices bajos de adicciones en adolescentes, comparado con familias que no comparten este tiempo juntos.

 

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