Mi primera media maratón, satisfecha y con ganas de otras.
Mi primera media maratón, satisfecha y con ganas de otras.

Llegó el día de haber cumplido una meta que jamás creí poder alcanzar, mi primera media maratón.

Entrené durante tres meses de corrido empezando por corridas de 5K y nunca me quise afanar, solo sabía que quería hacerla por alguien y por algo en concreto, pero no quería poner muy altas mis expectativas porque tampoco me quería frustrar si no lo lograba. Empecé cómoda.

Durante los entrenos cada vez iba encontrando más motivos, he de confesar que algunas veces lloré mientras corría, otras me reí y otro montón medité; sí, para eso sirve correr, deporte que muchos practicamos pero que pocos entienden, es un efecto liberador, catártico, reconfortante y lo mejor de todo: barato.

Recuerdo haber escrito mi listado de propósitos para el 2015 en enero y no quise poner esta meta concreta dentro de ellos -en el propósito 27- porque siempre me invadía el pensamiento y sentimiento de “correr media yo?…” nunca me creí capaz, pero en la medida que le metí disciplina, determinación, constancia y perseverancia, se pudo!, un cóctel de virtudes -difícil de poner en práctica-, que aproveché explicarle a mis hijas.

Mi "partner"  fiel, mi hermano Javi.
Mi “partner” fiel, mi hermano Javi.

Sin duda alguna la compañía o motivación son clave del éxito en alcanzar una meta como ésta; dos personas fueron mis cómplices en esto, mi hermanito Javi y mi amiga Gaby, cada uno hizo su parte, desde motivarme, regañarme, corregirme e incluso convencerme para lograrlo. Cómplices. Confieso que no me gusta correr en grupo, pero sí es necesario correr con alguien que te “jale” o te ponga a prueba o en reto, y a ellos las gracias porque de otro modo no lo hubiera logrado.

Parte de mi motivación y fuerza de convencimiento, mi amiga la Gaby.
Parte de mi motivación y fuerza de convencimiento, mi amiga la Gaby.

La carrera empezó a las 8:00 AM y el calor ya se sentía pero la adrenalina pudo más, eso de ver reunidas a casi, o sino es que, más de 10,000 personas en un mismo lugar es un sentimiento inexplicable y a la vez adictivo, porque tanto costó llegar a la distancia en entreno pero al ver a tanta gente reunida por la misma razón, te hace pensar en querer ya tu próxima carrera.

Durante el recorrido no puedo negarlo pero admirar la ciudad un domingo sin carros, solo el montón de corredores por toda la ciudad, es precioso. Mi ciudad es hermosa. Cada calle, monumento, árbol, cuadra y edificio lo valieron, pero las porras fueron lo mejor; gracias a todos ellos que se despertaron y pararon desde temprano a chiflarnos y aplaudirnos a todos, leí rótulos divertidos, algunos patrióticos y otros solidarios, uno de los que no se me olvida decía “Aquí no se vale renunciar” y otros “#SíTeToca”, pero mi porra favorita fue la de mi familia.

Saludando a mi porra oficial: la de mi familia.
Saludando a mi porra oficial: la de mi familia.

Tener un motivo para correr es clave, y mi familia fue uno de ellos, recientemente habían estado en Guatemala mis papás, y justo ese día se iba de regreso mi hermano Juan -a quien tengo especial cariño y en parte uno de mis motivos para correrla-, con quienes pasé una visita de total armonía, pero fue en el Km 16 cuando me fui acercando y vi las caritas de mis dos chiquitas llenas de ilusión al verme pasar, fue como si estuvieran en el mismo Disney, y por supuesto Chepe como otro cómplice; fue inevitable sentir tanta emoción, porque me gusta la idea de que mis hijas vean que uno es capaz de alcanzar lo inalcanzable, y que cuesta, pero no es imposible. Ellas gritaron cuando me vieron, estaban junto la Glo, mi amiga que también fue a apoyarnos a la Gaby ya mí, emocionada de vernos pasar también nos hizo la “bulla”.

Entre calambres ya por la deshidratación, el calor y la hora, no bajé la guardia, todo está en la mente, seguí y mientras tanto recordaba uno a uno cada motivo y razón por la que me encontraba corriendo, me emocioné, no me di por vencida, no fui la más rápida ni la más lenta, pero sí me lo gocé, y fue cuando después de 2:45 horas (aprox.)  entré a la meta, la sensación es completamente satisfactoria, de esas que pocas cosas te dan en la vida.

Lo logramos!
Lo logramos!

Finalmente di infinitas gracias a Dios por la familia, principalmente porque si no hubiera sido por el apoyo de cada uno -Chepe, Mar1 y Mar2- dudo haberlo logrado. Por la emoción que Mar1 le ponía a cada sábado de entrenos de fondo en que me perdí los desayunos que siempre hacemos con las niñas, que algunas veces parecía cadáver caminante por las tardes, o incluso regresarme temprano porque al día siguiente había que entrenar.

Segundo, por la salud, porque simplemente la tengo y uno no la valora sino hasta que uno carece de ella, pero hoy la tuve en máximo esplendor y que gratificante es gozar de esto que pocas veces agradecemos, la salud es un tesoro, por eso hay que cuidarla.

Y tercero, por la vida, porque sin mi Dios, difícilmente se hubiera logrado, y porque hoy lucho con más ganas por todo, porque ahora son protagonista de que cuando uno quiere, puede. Cada día es mi media maratón en la vida, a pesar de que ese día fue en el pavimento.

Gracias.

~N~

 

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here