Por: Lorena de Bianchi

Para: Mundo de Mamá

 

Cuando tenía 9 años  perdí a mi padre en un accidente aéreo.  Sin duda este evento marcó mi vida y la de mi hermana para siempre. Era un lunes y mis padrinos, que también eran nuestros vecinos, fueron a recogernos al colegio. Lo primero que dijo mi padrino fue: “Ustedes saben que el trabajo de su papá es muy peligroso”….luego se le quebró la voz… en ese momento, juro que lo primero que me paso por la mente fue que mi papá había muerto, pero luego pensé que eso era imposible y que probablemente había tenido un accidente y lo íbamos a ir a ver al hospital… mientras yo pensaba esto, mi madrina había empezado a hablar, yo la oía pero no realizaba ni una sola palabra de lo que me decía. Recuerdo que dijo algo sobre cómo mi papá ahora sería un ángel que nos cuidaría desde el cielo y que siempre estaría con nosotros. Sin darme cuenta, estábamos llegando ya a la casa, habían muchos carros afuera y al entrar estaba llena de gente… seguro mi propia familia, pero en ese momento creo que no reconocí a nadie.  Saludé a mi mamá que hacía su mejor esfuerzo para contener las lágrimas, fui a mi cuarto y lo primero que pensé fue que debía vestirme de negro, por suerte, la mejor amiga de mi mamá estaba conmigo y no me lo permitió.  Las próximas horas son borrosas, (mi memoria no es buena para recordar cosas negativas en mi vida) lo último que recuerdo de la muerte de mi papá fue haber asistido a su entierro, colocar una rosa sobre su ataúd y supe en ese momento que ahí terminaba nuestra historia juntos.

En mi casa, las cosas siguieron en su rutina normal, mi mamá se cuidó mucho de no demostrarnos mucho su dolor, no vistió de negro, hablaba seguido de mi papá y jamás regresamos al cementerio. No les puedo decir si ésta fue o no la manera correcta de actuar por parte de mi mamá, sólo sé que a nosotras nos ayudó a encontrar un nuevo normal, en donde mi padre ya no formaba parte de nuestra vida físicamente, pero nunca nos abandonó en el corazón. Y así, entendía conforme los años, que la muerte era parte de la vida, y que mi vida seguía adelante de manera normal aunque mi papá no estuviera conmigo.  Lo he extrañado cada día del padre, cada vez que me rompieron el corazón, para mi boda, para el nacimiento de cada una de mis hijas… y lo seguiré extrañando hasta que nos reunamos nuevamente, pero le agradezco tanto a mi mamá por habernos enseñado a seguir adelante, por no haberse dejado caer, por haber sido padre y madre al mismo tiempo, porque gracias a su actitud y su manera alegre de ver la vida, puedo recordar a mi papá sin dolor, cada día de su cumpleaños, cada aniversario de su muerte, cada día del padre.

Pocos padres están preparados para hablarles a los niños de la muerte, es un tema muy complejo, es hablar de algo que no conocemos, y ¿cómo explicar lo inexplicable?

Alrededor de los cuatro años los niños empiezan a cuestionar el tema de la muerte. Es un tema delicado y debemos elegir bien las palabras para no causar una impresión negativa. Si, lamentablemente, el tema de la muerte ha llegado a tu vida y la de tus hijos, o por alguna razón a despertado su curiosidad al respecto, a continuación te dejo unos datos que te ayudarán a explicarles el tema de mejor manera y te darás una idea de lo que puedan estar experimentando tus hijos.

Más allá de las creencias religiosas de cada familia, hay ciertas preguntas que los niños deben saber respecto a la muerte:

¿Qué es morir? Morir es terminar de vivir.  Cosas como “está en el cielo” son válidas, pero debes dejarles claro el concepto básico para que sepan que de lo qué se trata realmente es de el final de una vida.

¿Tú te vas a morir? ¿Voy a morir yo? ¿Cuándo? No debemos engañarles diciéndoles que moriremos cuando seamos viejitos.  Sabemos que lamentablemente no es siempre así: mueren bebés, niños, jóvenes, adultos y viejos. Morimos cuando se nos acaba la vida. Todo lo que nace, muere.

Hasta aproximadamente los seis años de edad, los niños no se angustiarán con el tema de la muerte. Hablarán con naturalidad y, después de obtener la respuesta que buscaban, continuarán con su comida, su juego o su película.

La idea que los niños tienen sobre la muerte y la forma de enfrentarla varía con la edad.

0 a 2 años: Desconocen el concepto de muerte, sin embargo perciben la ausencia de su padre o madre. Son capaces de responder a cambios de rutina, de cuidadores y al caos familiar. Viven un duelo y lo manifiestan a través de conductas de protesta, desesperación y desapego.

3 a 5 años: Apoyados en su pensamiento mágico y egocéntrico ven a la muerte como temporal y reversible, similar a dormir. Perpetúan la relación a través de rezos, cartas y conversaciones con el fallecido. En este sentido, quien ha fallecido “está en el cielo”, y por lo tanto desean escribir y visitarle. Son frecuentes las preguntas: “¿Puede comer?, ¿Cómo respira debajo de la tierra?, ¿Va al baño?, ¿Me escucha?, ¿Cómo puede estar al mismo tiempo en la tumba y en el cielo?”.

6 a 8 años: La muerte se interpreta como un castigo. En este sentido, logran identificarla como un hecho irreversible pero no universal, o sea no afecta a todos. Ante la muerte, es frecuente que se cuestionen qué tan segura es la vida, y por lo tanto, suelen surgir preguntas como “¿Tú también te vas a morir?” 

9 a 12 años: Se adquiere la concepción adulta de la muerte; final, irreversible y universal. Pese a que comprenden el proceso biológico de la muerte, la viven como un hecho lejano para ellos y como un castigo por malos comportamientos. Destaca, a esta edad, mayor dificultad para comenzar a hablar del tema y una alta dependencia del padre sobreviviente.

13 a 18 años: Pese a que perciben a la muerte como más cercana, enganchan con actividades de alto riesgo adoptando una actitud “inmortal”. 

Antes de terminar es importante señalar que cuando los niños no hacen preguntas acerca de la muerte de un ser querido, no significa que no las tengan. Ellos perciben que formularlas abiertamente provocaría angustia e incomodidad en los adultos. Si de esto no se habla, es posible que aparezcan síntomas (físicos y psicológicos) de distinta gravedad. La verdad puede ser triste, pero ignorarla, puede ser incluso peor.

Aunque es un tema difícil y delicado, no te desanimes, la muerte casi siempre nos parecerá algo no natural (aunque lo es) pero cuánto más sincero y abierto seas con tus hijos respecto a su preguntas, con más serenidad podrán afrontar la muerte de seres queridos o conocidos en el transcurso de sus vidas.

 

Fuente: Medicina Familiar

 

Este post está dedicado a mi padre, en este mes de abril, aniversario de su muerte y aniversario de su vida. (13.04.1951 – 03.04.1989)

 

10 COMENTARIOS

  1. Lore, recuerdo tan bien ese día, porque estando en el mismo grado la noticia nos impactó también a nosotras; no sabíamos cómo lo afrontaríamos si hubiese sido alguna de nosotras en tu lugar, y recuerdo que nos consternó mucho. Cuando leí tu publicación, pude retroceder al tiempo y ver que a la fecha lo has asimilado con tanta madurez como desde tus 9 añitos. Un abrazo!

  2. al leer su artículo me doy cuenta que la forma en que viví la muerte de mi hermano y más aún, como lo expliqué a mi hijo no fue la apropiada, yo estaba muy afectada por otras situaciones personales y luego sumarle la muerte de mi hermano que era como un hijo para mí cuando yo estaba lejos de mi país, fue duro. Pobre hijo mío, al pasar los años he tratado de que él vea la muerte como un proceso natural, espero lograr borrar ese dolor con el que dijo adiós a su tío.
    Felicitaciones muy buen artículo!

    • Muchas gracias Ingrid. La buena noticia es que todo esto tiene arreglo. Ahora que tu hijo es más grande puedes explicarle de mejor manera por lo que tu estabas pasando y pedirle que exprese sus sentimientos al respecto.

      Suerte!

  3. Imposible dejar de comentar este articulo, porque al leerlo me doy cuenta que nada de lo que he hecho en mi vida por mis hijas ha sido en vano, ninguno de esos sentimientos que en su momento tuve que controlar con una sonrisa, fue por gusto, y me da mucha satisfaccion ver como el recuerdo de tu papa, lejos de ser triste es un ejemplo de vida, y lo estes compartiendo con otras mamás, quiero que sepas que ademas de haber sido un excelente padre y esposo, ahora desde donde este, debera sentirse orgulloso como yo. Te amo Lorena Maria (me hiciste llorar por eso te pongo los dos nombres)

  4. Leo el comentario de tu mamá, y no puedo evitar sentir emoción por lo que te dice… te rallaste Loren… nos hiciste tocar nervio.

  5. Lorena mi mama fallecio hace 15 dias y tenia una relacion muy linda con mis tres hijos, entre ellos una bebe de 18 meses. Ella aunque me parecia increible la extraña y la llama y cuando ve su foto le da muchos besitos y me hace gestos de salir de la casa para ir a visitarla. Esto me rompe el alma. Mas sumida en mi dolor no se como actuar. La extraño tantoooo que aun no acepto la realidad y no quiero hacerle daño a mis hijos y tener fortalece para mis hermanos.

    • Luisa, lamento muchísimo la pérdida de tu mamá. Sé que es algo muy duro pero para ayudar a tus hijos y a ti a tenerla siempre presente, trata de recordar siempre su vida y háblales a tus hijos de ella. Puedes colocar la foto en algún lugar especial de la casa para que tus hijos puedan tenerla siempre presente. Recuerda, se trata de recordarlos con amor, reconociendo la tristeza que representa su pérdida, pero llevándolos en el corazón con la alegría de haber compartido la vida con ellos. En mi opinión muy personal, no creo que los niños deban ir al cementerio, opta por hablarle a tu bebe de tu mamá y de las cosas lindas y maravillosas que recuerdas de ella. Enséñale que cada vez que quiera ver a su abuelita, puede cerrar sus ojitos y verla tal y como la recuerda.

      Espero que esto te ayude y cualquier cosa en la que te pueda ayudar estoy a las órdenes.

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