Dicen que el amor entra por los ojos, y si se habla de la comida este sentido se agudiza aún más, y sobre todo en los niños.

La presentación de un platillo es el punto más importante para que tu pequeño decida o no probar lo que le has preparado. Tal vez no es el sabor, ni el olor, ni tampoco el tipo de alimento; la mayoría de las veces los niños no quieren probar bocado de lo que se les da en casa y sólo quieren comer pizza, hamburguesas, papitas, sandwiches, dulces y todas las golosinas que les encantan. Por esta razón es tan trascendental que una madre prepare a sus pequeños menús que les agraden no sólo por el gusto, sino también por la vista.

Tanto los tradicionales sandwiches como la fruta picada, las tortas o las salchichas se pueden preparar de diferentes maneras, pero es mejor si le agregas algunos ingredientes llamativos que logren una presentación muy divertida.

Otro factor imprescindible para abrir el apetito a tu niño consiste en la forma y color de la vajilla y los cubiertos. Actualmente existen en el mercado muchos moldes, cubiertos, platos, manteles y servilletas pensados especialmente para los niños, que cuentan con colores, diseños y dibujos divertidos que llaman su atención, por lo que así se concentran más a la hora de comer.

Generalmente los gustos de los niños son mucho más sencillos que los de los adultos; casi siempre prefieren las comidas simples, cuyos ingredientes son fácilmente reconocibles. Sin embargo, el ser originales y ofrecerles diversidad en la comida nunca está de más.

Con frecuencia los niños quieren comer el mismo alimento comida tras comida, este comportamiento se conoce como “manía por un alimento”. Por lo general, esta manía por un alimento no dura lo suficiente para perjudicar la salud del niño; si se trata de un alimento saludable, los padres pueden permitir que el niño lo siga comiendo hasta que se le pase la manía.

  • No los obligues a comer si ellos no tienen hambre

Quizá tu niño esté pasando por un período de crecimiento y no tenga hambre. Además cuando los niños son demasiado activos, o cuando ellos están enfermos, o si están preocupados por algo, ellos quizá no tienen hambre.

  • No uses la comida como recompensa

No diga cosas como: “Cómete tus vegetales o no tendrás postre”.  Frases como ésta dan la impresión de que el premio es más importante que los vegetales. Evita usar la comida como recompensa o castigo; la comida es una necesidad del cuerpo humano, un derecho, no un privilegio adquirido.

Los estudios señalan que, en el corto plazo, esta conducta hace que el niño coma menos y, a largo plazo, fomenta batallas por la comida. Si quieres darle una recompensa, puede utilizar calcomanías, pues a los niños de esta edad les encantan. Durante esta etapa, sigue siendo aconsejable evitar alimentos pequeños y duros, como caramelos, goma de mascar, maní y maíz. Estos alimentos podrían obstruir la tráquea de tu hijo y asfixiarlo.

  • Deja un intervalo de dos horas entre meriendas y comidas

Si los niños comen merienda muy cerca de la hora de comer el tiempo fuerte, ellos no tendrán hambre o apetito.

  • Empieza con porciones pequeñas

Los niños se desalientan fácilmente con porciones de adultos. Recuerda que su estómago es considerablemente más pequeño que el tuyo; mide sus alimentos relativamente con el puño de sus manos  a lo que sería el tamaño de su estómago, y notarás la diferencia.

  • Prueba la regla de un bocado

Pídele a tus niños que prueben un bocado de cada comida y dales la opción de que elijan por cuál iniciar.

  • No te olvides de la variedad

Sirve una variedad de frutas, vegetales, leche, carne, queso, cereales, panes y postres. Para hacerlo más interesante, sirve la carne cortada en tiras, o corta los vegetales y frutas como anillos.

  • Ofrece alternativas

Ayuda a que tus niños se sientan independientes y en control ofreciéndoles opciones cuando sea posible. Por ejemplo, pregúntale a tu niño: ¿Prefieres brócoli o zanahoria para el almuerzo? No le preguntes qué quiere comer; esa pregunta amplía las respuestas y puede convertirse en lucha de poderes de elección. Eres tú quien debe escoger entre alimentos adecuados y que le gusten a tus niños.

Intenta poner en práctica estas técnicas y verás el resultado en pocos días.

 

Vía: Geosalud

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