Por: Nancy Chang

Para Mundo de Mamá

 

¿A qué mamá no le llama la atención el que nuestros hijos puedan pintar con crayones o pintura, así como tocar un instrumento, cantar una canción, ver una película y armar rompecabezas en un solo lugar de aproximadamente 7 x 9 pulgadas, sin desordenes y sin manchones de ropa, sin preocuparnos del lugar dónde guardar un violonchelo, un piano y sin preocuparnos por tener un enorme cuarto de juegos para hacer todo esto? Suena interesante la propuesta, y lo más conveniente de todo esto es que sí se puede, claro, dentro de los estándares de la tecnología y un dispositivo electrónico tipo “tablet o iPad”.

Me declaro fan de la tecnología y los artículos electrónicos, pero desde que salió el iPad -la 1 y 2- las adquirimos con mi esposo pero supe que había un truco detrás, desde un inicio pensamos que sería una herramienta más de trabajo, comunicación o entretenimiento de nuestro hogar, sin embargo las reglas del juego fueron cambiando en el camino cuando mi hija de 2 años -en ese entonces- descubrió el maravilloso aparato que hacía todo lo que ella quería, al ritmo que ella decidía, como una orquesta es coordinada por su director, y entonces el iPad se convirtió en su juguete y dejó de tener el propósito por el que la habíamos adquirido inicialmente.

Con forme pasaba el tiempo notaba que a mi hija la cautivaba más y más, y nosotros con mi esposo -como buenos alcahuetas- comprábamos en el iTunes Store cual cantidad de aplicaciones habidas y por haber para que nuestra pequeña se entretuviera con el iPad, pero las cosas me dejaron de gustar con el paso del tiempo por varias razones:

1. El iPad dejó de tener su propósito inicial y se convirtió en el juguete más caro que mi hija ha tenido a la fecha, y obviamente como ella no conoce la complejidad o diferencia del valor material entre un dispositivo electrónico y un rompecabezas de cartón, trataba a ambos con el mismo cuidado que un pequeño de 2 años pueda tener con sus juguetes: mínimo.

2. Empecé a tener mis sospechas acerca de que si un iPad era el mejor objeto de entretención para mi hija, dado que ella gobernaba qué aplicación usar y en qué momento quitarla para pasarse a otra sucesivamente y en pocos segundos, sin importarle si había finalizado la actividad que había iniciado en una aplicación previa. Suena complejo y tal vez yo sueno complicada, pero yo empecé a dudar si este tipo de dispositivos electrónicos fomentaban el tan famoso Déficit de Atención Adquirida. Un fenómeno similar al que sucede con la TV y el “zapping” entre canales y canales, ella no se enfocaba en algo por tener la accesibilidad de quitar y poner la siguiente app a su merced.

3. No había una rutina de juego consistente, hay momentos en que mi hija tiene la TV prendida con su película favorita, y de repente decide abrir el iPad y ponerse a tocar piano, o maquillar Barbies, pintar con acuarela o jugar memoria, todo esto en cuestión de 10 minutos descuidando una secuencia de juego y haciendo que abandone lo que ha iniciado anteriormente, lo que me aterra porque en un futuro puede repercutir en qué tan consistente sea con las actividades que ella inicie y finalice.

4. No existe la misma interacción sensorial que existe con un juguete real, no es lo mismo sentir al tacto la figura de un rompecabezas de cartón que huele como tal y que vas armando sobre el suelo, a hacerlo a través de una pantalla de 9 pulgadas; tampoco es lo mismo tocar guitarra en cuerdas aparentemente virtuales, que escuchar y sentir las cuerdas a través de tus dedos; así también, no es lo mismo armar una torre de trozos para formar un castillo, que hacerlo con trozos de una dimensión en una superficie plana… y así podría dar mil ejemplos que como mencionaban en un artículo que leía recientemente “El psicólogo infantil francés Serge Tisseron teme que las tabletas táctiles no transmitan correctamente la representación de un espacio tridimensional, etapa clave en el desarrollo de los niños menores de 2 años. “Sabemos que los niños deben utilizar todos sus sentidos”. “Estas nuevas tecnologías son limitadas en términos sensoriales, ya que el gusto y el olfato no son utilizados.”  En lo cual yo coincido al 100%.

5. El manejo de la frustración para mi hija cada vez se hacía más complicado, dado que, como cualquier objeto electrónico a veces estos fallan en cuestiones como la velocidad en abrir y cerrar una aplicación, a veces se demora o se traban más que otra veces y claro, mi hija no comprende cómo funciona el sistema de un iPad; y en otros aspectos también le cuesta manejar la frustración cuando ella quiere pintar de determinada forma o precisión que es casi imposible lograr usando el dedo como referencia o como plumón, en vez de un crayón en vivo y a todo color.

 

Lo que menciono anteriormente no es que me haga arrepentirme de la compra o eliminarla por completo dentro de sus objetos de entretenimiento, pero sí hace que tenga consciencia acerca del uso correcto, responsable y supervisado de este tipo de dispositivos -donde también incluyo el iPhone-, así que he decidido aplicar en casa una especia de nuevas reglas del juego para el uso del iPad:

1. Establecimos prioridades, es decir, si mi hija está viendo su película favorita, ella debe decidir entre jugar con el iPad o continuar viendo su película favorita. Del mismo modo, ya no sacamos el iPad a pasear con nosotros cuando vamos a un restaurante en familia, ahora preferimos que ella lleve crayones, plasticina y hojas para pintar para que interactuemos como familia, incluso evito darle mi iPhone para ella no se distraiga con él y no nos elimine del mundo que la rodea.

2. Nos ajustamos a un horario de juego, ahora ella puede usar el iPad con un tiempo definido, prudente y supervisado, no más de 30 minutos para que ella evite frustraciones y no se abrume con facilidad entre tanto qué elegir dentro de la gama de aplicaciones que posee la tablet.

3. Adiós aplicaciones improductivas!, ahora usamos únicamente las aplicaciones que requieran menos interacción sensorial -tacto y olfato- y más involucramiento racional y auditivo, por ejemplo los juegos de memoria audiovisual, vocabulario, cuenta cuentos, vídeos de canciones y música para cantar tipo karaoke, de modo que me reservo los momento de pintura para que ella en realidad pueda expresarse en un papel, pueda tocar la pintura con sus dedos y pintar con crayones y pinceles de verdad, por ejemplo.

4. Aprender a conocer sus intereses y luego llevarlos a la realidad, así fue como descubrí que a mi hija le llamaba la atención los instrumentos musicales, en particular los de viento y cuerdas, por tal razón, le compré una guitarra de verdad tamaño infantil, la cual ella toca por toda la casa cantando y componiendo sus propias sinfonías, yo ya no sufro porque bote el iPad al suelo y pueda quebrarse, y ahora ella lleva su guitarra en vivo a todos lados.

5. Descubrir los verdaderos usos productivos de una tablet, por ejemplo, con mi esposo dedicamos buena parte de tiempo monstrándole a nuestra hija cual cantidad de fotos -imágenes-  que tenemos allí almacenadas, recordamos momentos del pasado y le contamos qué hicimos ese día en particular que aparece en la imagen, desde que ella nació hasta los pasados meses.

 

Como todo en la vida, sin supervisión, puede ser dañino o repercutir negativamente con el desarrollo de nuestros niños, por tal razón, vale la pena que te sientes a evaluar cómo están funcionando los objetos de entretenimiento para nuestros niños, y cómo ellos están interactuando con ellos en su entorno. Asegúrate de adquirir las aplicaciones correctas para su etapa de desarrollo y edad, y estoy segura que te divertirás mucho como ellos, de forma tranquila y segura que están aprendiendo lo correcto y de la forma correcta.

 

 

3 COMENTARIOS

  1. Que buen artículo! Justo estoy en ese momento que me pregunto si será bueno o no el uso del ipad. Yo le pongo peliculas cuando vamos en el carro p q a menos que se duerma, mi bebé se desespera mucho, pero no se si será buena idea. El restaurante tambien es un lugar para usarlo, por lo menos mientras nosotros comemos :S pero definitivamente habrá que hacer un uso más controlado

  2. Gracias Ana! es bueno siempre y cuando no intervenga con tu rutina de dinámica familiar dentro de lo permitido; yo amé al principio tener un iPad porque entretenía mucho a Marce, pero poco a poco me di cuenta que era como “dormir con el enemigo”, era motivo de discordia y frustración para ella en varias ocasiones y cuando empecé a ver que la dinámica familiar dependía del aparatejo, decidí ponerle reglas al juego. Es complejo porque supongo que no a todos los niños les pasa igual, pero al menos a ella, que tiene un carácter muy fuerte y voluntad muy firme, no era tan productivo que estuviera a su merced las 24/7. En mi caso el iPad tendrá que estar regulada tanto o más que la TV… 🙂

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