El "bullying" es un problema de todos los tiempos que ha cobrado más relevancia en los últimos años, antes lo llamábamos de otra forma.
El “bullying” es un problema de todos los tiempos que ha cobrado más relevancia en los últimos años, antes lo llamábamos de otra forma.

Siempre que mando a mi hija mayor al colegio, existe la duda, la incertidumbre de saber cómo la pasará cuando no la veo. Siempre que se va y viene en el bus, pienso y espero que se rodee de más compañeros que la respeten y la aprecien; así como también, que ella sepa poner límites y hacerse respetar y valorar.

Con nuestros niños la mitad puede ser cierto y la mitad fantasía, con tanto que ven en la TV, la imaginación y los cuentos, la línea entre decir la verdad o no puede ser muy delgada. Ella, mi hija, ha venido varias veces contándome sus experiencias en el bus, trato de indagar y estar alerta de lo que me cuenta, porque nunca sabes en dónde termina la realidad y dónde empieza la ficción, sin embargo, trato la forma de darle algún consejo y varios puntos de vista para que ella identifique las situaciones.

Hoy precisamente me comentaba que en el bus la estuvieron molestado unos niños con comentarios como “que feo tu pelo”, y que ella por lo tanto, “se miraba fea”. El desafío está en cómo darle las herramientas para que ella sepa que por un comentario así su autoestima no se verá dañada, y que nuestra imagen no se construye en función a lo que los demás piensen de nosotros, sino en lo que nos dignifica como personas. Así también, saber hasta qué punto darle relevancia o no a este tipo de comentarios.

Me han contado que cuando un niño es víctima de “bullying”, cualquiera que sea la razón, ellos no siempre quieren hablar sobre el problema y pueden tener miedo a pedir ayuda o apoyo, sin embargo, hay algunas señales reveladoras que pueden servirnos para estar alerta y ahondar en el tema cuando el niño o niña manifiesta alguna de las siguientes actitudes:

  • Evita ciertas situaciones, personas o lugares.
  • Finge estar enfermo para evitar ir a la escuela.
  • Se convierte en pasivo y auto-destructivo, o al contrario puede convertirse en activo y agresivo.
  • Llora con frecuencia o se siente triste.
  • Muestra signos de baja autoestima.
  • Muestra signos de lesiones.
  • Baja el rendimiento escolar en sus calificaciones o muestra signos de problemas de aprendizaje.
  • Tiene recurrentes síntomas físicos, como dolores de estómago y fatiga.

Carlos Cuarón, un reconocido guionista y cineasta mexicano, creó y publicó recientemente un cortometraje en el que muestra la historia de una niña que tras recibir abusos y maltratos en la escuela, Mariana de 10 años, se convierte en víctima de Isabel, quién tan sólo es 3 años mayor que ella. Un día, temerosa, decide seguir a su atacante de regreso a su casa solo para descubrir que Isabel es víctima de una cadena de agresión en su familia.

Luego de ver este corto, pienso, reflexiono, que el “bullying” no es más que la suma de patrones de agresión repetida, y que la cadena se origina muchas veces en casa, y puede ser detenido por la víctima misma.

El “bullying” es un problema de todos los tiempos que ha cobrado más relevancia en los últimos años, antes lo llamábamos de otra forma y no era penalizado porque sus consecuencias aparentemente no eran tan graves. Hoy, como padres de familia, es nuestra responsabilidad conocer y saber dónde y en qué están nuestro hijos; ¿por qué? porque no solo dependen de nosotros a cierta edad, sino también pagamos sus cuentas, compartimos el mismo hogar y familia, así como también estamos formándolos en criterio para que más adelante y con madurez, lleguen a una edad en que puedan ellos decidir y elegir solos con responsabilidad.

Se sabe, se escucha y se conocen historias de terror aquí o fuera de nuestro país, en este y aquel colegio, que han llevado a jóvenes a vivir sumidos en un estado de depresión o inconformidad y baja autoestima, donde su recurso ha sido refugiarse en el consumo de drogas o incluso hasta quitarse la vida.

Hoy comparto el corto de Carlos Cuarón y unas cuantas “espinitas” que podemos tener varias mamás en el corazón, acerca de aquello que tanto nos cuentan nuestros niños. Aprendamos a ver, a escuchar y a reconocer, pero sobre todo, a querer y a respetar desde casa, para que así, ellos puedan empoderarse y hacerse respetar.

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