Por: Nancy Chang

Para Mundo de Mamá

@nachis_

 

El control natal está comercializándose cada vez más dentro de los jóvenes universitarios, al punto que la píldora del día después es expendida ahora en universidades; más que control natal regulado, pareciera ser un tema que propicia el hecho “hoy cometo un acto y mañana me deshago de sus consecuencias”.

Leía recientemente un artículo respecto al tema en CNN, el cual mencionaba que se han instalado máquinas expendedoras de la píldora del día después en la Universidad de Pensilvania, lo que yo comparo con una experiencia de compra tan similar, trivial e irónica como comprar una bolsa de golosinas o una lata de soda. Claro, ellos mencionan que la píldora del día siguiente “Plan B One Step” – que hasta su nombre me parece irónico- se comenzó a ofrecer luego de un sondeo en donde el 85% de los estudiantes estaban de acuerdo con la medida, ¿y quién no lo estaría? si estamos hablando de una píldora para prevenir responsabilidades y prevenir que en nueve meses se vea el resultado de la noche anterior encerrado en una palabra: “hijo”.

Más que una cuestión de opinión en cuanto a quién está de acuerdo o quién no, es una cuestión de moral, valores y ética personal hacia el respeto al ser humano considerando que éste puede ser concebido entre las próximas 48 horas después de una relación sexual. Complejo, porque probablemente ninguna mujer sepa si luego de haber tenido relaciones sexuales y haber tomado la píldora, haya habido ya un ser humano concebido dentro de su vientre.

Según menciona CNN  en el artículo “la máquina dispensadora está en una habitación privada en el Centro de Salud y los estudiantes acceden solamente después de anotarse en el mostrador principal y recibir la autorización para acceder a la zona de tratamiento”. “Plan B” es una medida de contracepción de emergencia que puede ser usada para prevenir un embarazo si es utilizada dentro de las 72 horas de haber tenido relaciones sexuales sin protección, de acuerdo a la Administración de Drogas y Alimentos de los EE.UU. (FDA por su sigla en inglés). Es, también, un medicamento disponible sin prescripción médica para mujeres mayores de 17 años”. Un concepto muy distinto a lo que se refieren las pastillas anticonceptivas, puesto que la píldora del día después es una medida de “emergencia” para prevenir embarazos dentro de las horas en que probablemente ya haya un ser humano concebido. ¿Acaso esto no convertiría a la mujer en homicida considerando que hay vida desde el momento de la fecundación?.

Lo escabroso es cuando nos encontramos con cifras representativas donde “una encuesta realizada por la Asociación Estadounidense de Salud Universitaria (ACHA por su sigla en inglés) encontró que 83% de las escuelas consultadas proveen o venden contracepción de emergencia. Mientras que este sondeo se realizó en 174 instituciones, el Dr. Davis Smith, miembro de ACHA, cree que la muestra es representativa de las universidades en todo el país.”, esto significa que una gran parte de la población de jóvenes no están teniendo relaciones sexuales planificadas, controladas, responsables y con protección durante el acto, no sólo para prevenir una concepción como tal sino también dejando abierta la puerta de la transmisión de enfermedades por contagio sexual.

Según mencionan los fabricantes, los posibles efectos secundarios conocidos de la pastilla Plan B incluyen náusea, dolor del bajo abdomen, fatiga, dolor de cabeza y mareos, pero en ningún momento mencionan que podrían provocar la muerte de un ser humano considerando que éste se encuentre en etapa de formación durante las 72 horas para consumir la píldora después del acto sexual en una mujer dentro de sus días fértiles, lo cuál es lamentable, porque muy diferente es un tratamiento anticonceptivo, a un tratamiento abortivo. ¿Homicidas por omisión? esa es ahora la pregunta.

 

Vía: CNN

Imagen vía: CNN

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