Por: Nancy Chang

Para Mundo de Mamá

@nachis_


-“¡Mi hijo no quiere comer!”  -“El mío tampoco”; son las frases más comunes que resuenan entre los diálogos de las mamás de niños de 2 a 4 años de edad. ¿Y qué hacer cuando ya te has convertido en cantante, payaso, cuenta cuentos, etc. y nada de esto funciona para que el momento de la comida sea ameno o atractivo para tu niño?

Todas las mamás hemos sufrido en algún momento el que nuestros hijos no quieran comer, yo como mamá de una niña de 2 años, me preocupa pensar que no está recibiendo la dosis de alimentos, vitaminas y minerales necesarios para su crecimiento y nutrición balanceada, y en consecuencia se podría enfermar con más frecuencia; así que decidí compartir mis experiencias de acuerdo a lo que me han funcionado, porque cabe mencionar que pueden darte mil consejos, puedes leer mucho, pero no todo parece ser efectivo para todas las mamás y todos los niños de acuerdo a su personalidad; por lo mismo quiero compartir contigo lo que a mi me funcionó:

 

1.  Comida visualmente atractiva para su edad: 

La comida de los adultos puede que no sea tan divertida para los niños, probablemente el color, la forma e incluso el aroma de ese platillo puede ser motivo de disgusto; intenta separar los ingredientes por colores, hazle formas divertidas, recurre a temas o incluso pon a prueba tu creatividad:

– panqueques en forma de Mickey Mouse

– sandwich cortado con molde de galletas para formar estrellas

– utiliza colorante vegetal para complementar con colores encendidos en el caso que uses queso crema para los sandwiches

– pinchos de frutas variadas que formen el arcoiris

 

2. Ayúdate de actividades que complementen el momento de la comida:

No te detengas o enfoques en que tu niño tenga que recibir el tenedor por cada bocado que le das, esto sólo generará más tensión de parte de él, y más frustración de parte tuya; por lo mismo, enfócate en el entorno del momento, puedes ayudarte de actividades como:

– leer un cuento acerca de los vegetales, las frutas, los animales de la granja, etc. de modo que pueda encontrar divertido el momento y a la vez pueda tener un momento de aprendizaje mientras lo alimentas y conoce de dónde vienen sus alimentos

– permítele dibujar mientras come, esto disipará su atención, podrá dibujar los alimentos que está comiendo: un banano, la zanahoria, etc… designa un cuadernos de sketches y un plumón para el momento de las comidas “el cuaderno de dibujos del menú”

– inventa una historia en torno a lo que está servido en su platillo; puedes usar tu creatividad e inventar cómo llegaron los ingredientes de ese plato a ese plato

 

3. Permite a tu pequeño elegir:

Durante esta etapa, alrededor de los 2 a los 4 años, los niños comienzan a experimentar una sensación de aparente libertad, ellos se creen dueños del mundo y sus propias decisiones, y por lo regular si tú les impones qué comer, dónde, cuándo y la cantidad, ellos se sentirán frustrados y es casi seguro que el momento vendrá acompañado de una rabieta; lo más recomendable es que vean todos los platillos servidos en la mesa y puedan elegir dentro de todos el que más le llame la atención o despierte su apetito en ese momento; es decir, si en la mesa hay puré de papa, guiso de pollo, vegetales al vapor, permítele elegir entre esos platillos qué quiere comer. En mi caso funciona de maravilla, para mi niña es esto o nada; para mi es más bien, un juego de psicología.

 

4. Dale el lugar en la mesa cuando ya esté listo para obtenerlo:

Los niños deben ganarse su lugar en la mesa de los adultos, el momento del comer debe ser placentero y un momento de reunión familiar, por lo mismo debe guardarse el respeto a la mesa; si tu pequeño aún no está listo para hacerlo, no te sientas obligada, no lo hagas; a veces las rabietas pueden descontrolar la dinámica familia, incluso volver amargo el momento placentero de la comida. En algunos casos vale la pena detectar qué tiempo de comida es el que se le dificulta a tu pequeño; para algunos el desayuno es más fácil y no le ponen obstáculo a nada, pero para otros, la comida o almuerzo del medio día es un tanto complicado, ya sea porque están irritados por el cansancio en conjunto con el hambre que ya empiezan a manifestar. Una vez detectes el tiempo de comida que se le dificulta a tu pequeño, intenta darle los alimentos antes que a los adultos, así para cuando los adultos se sientan a la mesa, tu pequeño ya estará saciado y dispuesto a compartir el momento contigo de forma agradable en la mesa.

 

5. Complementa sus nutrientes con un suplemento alimenticio:

La falta de apetito en algunos casos está asociada a la falta de vitaminas y minerales tales como el hierro; por lo tanto, consulta a su pediatra si los niveles de hierro son los apropiados para la edad de tu pequeño, un examen de sangre te ayudará a determinarlo, y así descartar un cuadro anémico que lo haga perder el apetito, aumentar el sueño y el desgano. En otros casos los suplementos vitamínicos ayudan a despertar el apetito en los pequeños; puedes consultar con el pediatra si puedes complementar las comidas con suplementos de este tipo, Omega 3, aceite de hígado de bacalao, etc.

 

6. Evita momentos de “tortura”:

Si para tu pequeño el comer es una tortura, trata de encontrar otras formas para convencerlo y recuperar la confianza y encontrar placer en el momento de recibir los alimentos; esto va muy asociado al error que cometen algunos padres al ofrecer alimentos como recompensa a buenas acciones o limitarlos en el caso de reprenderlos. Nunca le digas que por haber hecho algo bueno entonces podrá comer, y nunca le digas que si ha hecho algo mal, lo privarás de la comida. La comida es una necesidad básica para el ser humano, no una recompensa o castigo, y por lo mismo tu pequeño debe saber que la comida es tema para tratar con respeto. Evita también las prácticas arcaicas que antiguamente sugerían dejar al niño sentado en la mesa hasta que terminara de comer, esto sólo aumentará o cultivará el desagrado por el hábito de comer, e inmediatamente lo asociará a un castigo. De igual manera, no practiques ese  consejo que sugiere, que si tu pequeño aún no termina su plato, lo guardes para el siguiente tiempo de comida y así sucesivamente hasta que la coma por completo; de igual manera sólo fomentará la tirria y desasocia el concepto del buen comer.

 

Debes tener muy claro que muy diferente es que tu pequeño no tenga hambre en determinado tiempo de comida, a que simplemente no quiera comer; tú como mamá sabrás notar la diferencia, y todos las sugerencias planteadas anteriormente son para los momentos en que simplemente no quiera comer. Si el caso de tu pequeño es porque en ese momento no tiene suficiente apetito por diferentes circunstancias, ya sea porque su merienda o refacción fue abundante, comió mucho en el tiempo de comida anterior, etc. espera un par de horas para que le vuelva a tener hambre y te pida.

El tema de la comida es complejo, sobre todo porque todas las mamás queremos que nuestros pequeños aprendan de buenos modales en la mesa y respeten sus alimentos, sin embargo recordemos que todo en cuestión de niños es paso a paso; por lo tanto, primero que encuentre el gusto por el comer, luego ya le podrás reforzar los buenos modales, pero ese ya será otro tema.

 


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