A través de los dibujos de nuestros hijos podemos conocer un poco más sobre su personalidad, sus preocupaciones, sus necesidades y descubrir las diferentes etapas por las que pasan.

Sin embargo, es importante que una persona especializada, como un psicólogo, haga una evaluación siguiendo protocolos establecidos para ese fin y que tome en cuenta la condición biográfica y familiar de la persona que dibujó.

Para interpretar los sentimientos del niño a través de sus dibujos es mejor analizar varios de ellos, realizados a lo largo de un periodo de tiempo. Lo que debe llamar nuestra atención son las cosas que pinta de forma reiterada, que nos indicaría si algo anda mal o no.

Si crees que hay algún problema que esté afectando a tu hijo, pídele que te haga un dibujo, de lo que quiera. Tienes que darle una hoja de papel y 8 colores (amarillo, naranja, rosado, rojo, verde, azul, marrón, negro).

Cuando quieras que dibuje un elemento en concreto pídeselo pero sin darle detalles. Si sospechas que el problema pueda estar en las relaciones que tiene con los miembros de la familia o en casa, puedes pedirle que dibuje una familia. Inconscientemente el niño reflejará en ese dibujo la percepción que tiene de su familia. Escribe en el dibujo la fecha y guárdalo para compararlo con otros dibujos que pueda realizar en unas semanas.

Haz lo mismo con el dibujo de una casa. Escribe su nombre y la fecha y guárdalo. Unas semanas después vuelve a pedirle que dibuje una casa. Compara los dibujos y mira si hay algo que te llame la atención.

Existen algunas pistas que pueden orientar a los padres acerca de lo que dice el dibujo de su hijo. Según la especialista canadiense Nicole Bédard, el dibujo dice muchas cosas, como por ejemplo:

Posición del dibujo. Todo lo que dibuja el niño en la parte superior del papel está relacionado con la cabeza, el intelecto, la imaginación, la curiosidad y el deseo de descubrir cosas nuevas. La parte inferior del papel nos informa sobre las necesidades físicas y materiales que pueda tener el niño. El lado izquierdo indica pensamientos que giran en torno al pasado, mientras el lado derecho al futuro. Si el dibujo se sitúa en el centro del papel representa el momento actual.

Dimensiones del dibujo. Los dibujos con formas grandes muestran cierta seguridad, mientras los de formas pequeñas pueden mostrar a un niño reflexivo o con falta de confianza.

Trazos del dibujo. Los continuos, sin interrupciones, suelen denotar un espíritu dócil, mientras el borrado o cortado puede revelar a un niño algo inseguro e impulsivo.

La presión del manejo. Una buena presión indica entusiasmo y voluntad. Cuanto más fuerte sea, más agresividad existirá, mientras cuanto más superficiales sean demuestra falta de voluntad o fatiga física.

Los colores del dibujo. El rojo representa la vida; el amarillo, curiosidad y alegría de vivir; el anaranjado, necesidad de contacto social y público e impaciencia; el azul, la paz y la tranquilidad; el verde, cierta madurez, sensibilidad e intuición; el negro representa el inconsciente; el marrón, la seguridad y planificación. Es necesario añadir que el dibujo de un solo color puede denotar pereza o falta de motivación.

Puedes hacer la prueba con los dibujos de tu hijo para descubrir aspectos de su carácter y de sus vivencias. Recuerda que debes dejarlo dibujar libremente y recopilar varios dibujos para que puedas comparar.

Vía: Guía Infantil y Club Madres  

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