Por: Nancy Chang

Para Mundo de Mamá

@nachis_

 

Pareciera que el tiempo pasa tan rápido, que apenas tengo la sensación que fue ayer cuando mi hija, que hoy tiene 2 años, apenas nacía. Cuando tu bebé es recién nacido, todo el tiempo te encuentras a mamás que te dicen “gózatela, porque crecen muy rápido”, y si se trata de tu primera experiencia, piensas “ok, pero ¿por qué tanto afán?”.

Hace unos días atrás veíamos con mi esposo las fotos y vídeos que hemos tomado de nuestra hija a lo largo de este tiempo, todos los logros que hasta hoy ha tenido, y por pequeños que parezcan son enormes metas alcanzadas a su corta edad; pienso que hubiera hecho más por documentar cada instante, porque claro, tal y como lo decían las mamás tan repetitivamente cuando ella era una recién nacida, me doy cuenta que hubiera querido disfrutar más etapas porque “crecen muy rápido”.

Pensando en todo esto, hice un listado de 10 cosas que debería haber hecho más seguido o con más frecuencia con mi bebé, que ahora ya es una niña, y como pareciera ser un “insight” que habita en los corazones de casi todas las mamás, quise compartirlas con ustedes también:

1. Tomarle más video sin motivo alguno: probablemente en ese instante te resulte una pérdida de tiempo o de espacio de memoria en tu teléfono o cámara, pero pasan los años, y vuelves a verlos y revives cada instante como si estuvieras allí nuevamente.

2. Escribir más en el álbum de mi bebé: casi todas las mamás hacen algún tipo de diario o llenan un álbum durante el primer año del bebé; yo fallé en no poner las fotos del crecimiento de mi hija mes a mes, tomé tantas pero nunca las imprimí, todas se quedaron guardadas en mi computadora.

3. Preocuparme menos por lo que la gente opina acerca de los avances y logros que va alcanzando mi hija: por mucho tiempo tuve a mi hija bajo el ojo detrás de una lupa, viendo minuciosamente cada detalle o cosa que hacía y preguntándome si era normal o no que lo hiciera porque había escuchado algún comentario acerca de sus avances; claro porque es una niña muy particular. Todas las mamás opinan de alguna manera, para bien o para mal, debí haber tomado y dejado los consejos según su relevancia y me hubiera ahorrado noches y días de estrés, porque ella es una niña normal.

4. No comparar a mi bebé con los de mi alrededor: al estar rodeada de tantas mamás de mi generación, obviamente veía cómo sus hijos iban alcanzando sus logros de acuerdo a la edad; primero fue la noche de sueño completa, luego dejar el biberón, luego gatear, luego caminar, luego el potty trining, etc… y si mi hija se retrasaba en comparación a los demás, me angustiaba. Hoy ella ya alcanzó todas esas metas y seguro cuando crezca tendrá más que alcanzar, y por paz mental, ella sabrá cuando esté preparada para hacerlo.

5. Confiar más en mi sexto sentido, y pedir consejo cuando fuera necesario hacerlo: no puedo negar que el ser mamá es cuestión de instinto, pero irónicamente muchas veces no seguí mi instinto maternal por no confiar en mí misma. Siempre he pasado preguntándome si corregir de “tal” o “cual” manera sea lo correcto, si alimentarla de “X” o “Y” esté bien, si darle “esa” o “aquella” medicina, etc.  Muchas veces mi instinto maternal no ha fallado, simplemente es que no confío en mi misma como debería hacerlo.

6. Jugar más con ella: soy una mamá que comparto mi vida entre mi familia y el trabajo, y por ratos tengo la sensación que no juego lo suficientemente con ella y no soy para nada aprensiva; tengo que ser más estricta con mis horarios y darle a cada momento su propio afán para disfrutármela al 100%.

7. No sentirme culpable por darle golosinas o comida callejera: me han bombardeado en los últimos años que la comida callejera es sinónimo de veneno, pero debo admitir que algunas veces me siento culpable a pesar de que se vale que ella se salga de la regla nutricional y que coma pizza, papas fritas, helado, dulces y chocolates, todos lo hicimos de niños, y claro, con cierta medida.

8. Invertir menos dinero en artículos, accesorios y ropa de bebé: confieso que he sido víctima de cierto consumismo de productos infantiles, a veces eran los pepes o chupones, otras los vasos o sippy cups, o mi obsesión por los zapatos de niña, en fin… algunas cosas sirven y otras no, algunas las usas una vez y otras las usas mas de la cuenta que te quedas corta. Al menos ya sé que para mi próximo hijo o hija no invertiré en cosas innecesarias.

9. Estresarme menos por dar de mamar: todo iba bien durante las primeras semanas, mi hija tomaba con facilidad de mi pecho, pero conforme pasaban las semanas mi leche cada vez disminuía en cantidad, al punto que mis pechos se secaron. Probé y traté todas las formas habidas y conocidas por aumentar el flujo de leche, sin embargo no hubo forma alguna de devolver el flujo normal, yo me sentía una mala madre por no darle de mi leche a ella y sustituirla por la fórmula, me estresaba pensando que haberle dado apenas 4 meses de leche combinada (fórmula y materna) no era lo mejor, me sentía triste y frustrada.

10. Ser menos estructurada en nuestras costumbres y más relajada en las rutinas: soy una persona a la que conocen porque se guía al “pie de la letra” o “by the book” en hacer las cosas, por lo tanto fui muy estructurada en las rutinas, si había que comer ella tenía que hacerlo aunque no tuviera hambre, si había que dormirla en determinado momento no me pasaba ni una hora; con el tiempo fui entendiendo que mi forma sistemática de educarla, hasta para guardar los juguetes, estaba haciendo que ella se pediera de momentos que surgen en esa flexibilidad.

 

Si estás a tiempo, haz las cosas de modo que no sientas remordimiento por algunas de ellas más tarde. Gózate a tu bebé porque como bien decimos las mamás, “crecen muy rápido”.

 

 

 

1 COMENTARIO

  1. Me encato lo q acabo de leer, uno como mamá primeriza es a veces muy estricta y dura con una misma… pero es cierto conforme como pasa el tiempo uno se vuelve más flexible solo falta entenderlo y disfrutar más los pequeños momentos.

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