Ser mamá es una de las mejores experiencias en la vida de una mujer, sin embargo, los primeros tres meses no son precisamente de color rosa. Esto se debe a que en este trimestre surgen los conocidos “achaques” que son los síntomas que reflejan que algo diferente está sucediendo en tu cuerpo.

Aunque es importante aclarar que el organismo de la mujer reacciona diferente y que, por esta razón, a algunas nos dan todos los síntomas mientras que otras continúan con su ritmo normal de vida.

Entre los síntomas más comunes que puedes sentir están el cansancio y la sensibilidad de los pechos. Luego conforme tu cuerpo cambia para que tu bebé se acomode empezarás a experimentar molestias muy comunes como: comezón en la piel, dolor de espalda, cambios de humor repentinos, y lo distraída que puedes llegar a estar. A continuación mencionaremos algunos de los síntomas de este primer período del embarazo.

  • Náuseas y vómitos: esta condición está ligada estrechamente al incremento de las hormonas progesterona y gonadotrofina coriónica, por lo que es normal en cuanto no sea una condición extrema.
  • Mareos y desmayos: las hormonas del embarazo pueden causar la disminución de la tensión arterial y como producto de esto se pueden tener mareos y, en un caso un poco más crítico, desmayarse.
  • Aumento de la temperatura del cuerpo: esto se le atribuye a los otros síntomas de la progesterona, ya que ésta en grandes cantidades provoca un aumento en la temperatura habitual de tu cuerpo.

Por otra parte, puedes tener irregularidades como mayor flujo vaginal; tranquila… esto es un flujo vaginal blanquecino, inodoro o con olor suave que percibías de vez en cuando en tu ropa interior antes de quedar embarazada. De igual manera, al tener mayor cantidad de progesterona en tu cuerpo se produce una relajación en el tejido muscular incluido el sistema digestivo lo que te puede producir gases, hinchazón en el estómago, eructos y flatulencia.

El estreñimiento en esta etapa se debe a que el movimiento del alimento a través del tracto digestivo se hace más lento, y también, conforme vaya creciendo tu bebé se ejerce mayor presión en el útero sobre el recto. Probablemente sientas las piernas o los pies hinchados, ya que ahora estás reteniendo más líquido por los cambios en las propiedades de la sangre, aunque es bueno resaltar que debes tener el control de la hinchazón, pues esta puede ser una señal de alerta para que tu embarazo transcurra de forma normal.

Al tener claridad de lo que estás sintiendo puedes dejar de preocuparte por estos cambios y empezar a disfrutar de esta maravillosa etapa. Ya seas mamá primeriza o no, cada etapa tiene la manera de iluminar tu vida y de hacer que brilles con todos los que te rodean.

Vía: Baby Center y Baby Sitio

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