Por: Carolina Solís

Para Mundo de Mamá

 

Ya es sabido popularmente que ver televisión no es de las mejores actividades para los menores. Cuando me estrené como mamá tenía la convicción de que la TV no sería, para nada, parte de la rutina de mi bebé.

Los meses fueron pasando y  él me demandaba mayor atención, lo que me impedía hacer cosas que necesitaba y recurrí, tragándome mis opiniones, a los DVD’s. Claro, no eran, según yo, cualquier video, sino puros temas educativos: música clásica, números, letras, colores, en fin, materias que me parecían súper acertadas para su desarrollo y que así las mercadeaban en las cajitas.

Conforme pasó el  tiempo,  también se incrementó el número de minutos que exponía a mi bebé al DVD player o al iPad. Luego se unieron algunas películas infantiles, de esas que parecen hipnotizarlos y fascinarlos a todos.

El asunto es que tenía algunos meses de estar algo descontenta con  encenderle pantallas para que se entretuviera, porque además tengo que decir, le encanta.

Sumando todos los ratitos, ya se trataba de más de una hora al día y me daba gran malestar pensar que podría estar perjudicándolo de alguna manera, sin realmente tener claro el cómo.

Ya había leído sobre la exposición a contenidos no indicados, que no era el caso, pero nada que realmente me asombrara como lo que recientemente descubrí en el libro SuperBabyde la doctora Jenn Berman.

En él, la especialista estadounidense, revela 12 caminos para darles a los niños una ventaja en sus primeros 3 años de vida, que en teoría es el tiempo más importante para nutrir al máximo el potencial de los bebés.

Entre ellos, el capítulo 10 trata de las horas que le dedican los infantes a las pantallas y presenta 14 riesgos de exponerlos a estos aparatos, sin importar el contenido, basados en estudios realizados por universidades estadounidenses, asociaciones pediátricas, médicos y publicaciones de prestigio. Estos consisten en: déficit atencional, autismo, asma, presión arterial alta, dificultades para dormir, problemas de la vista, problemas académicos, depresión, desplazamiento de actividades, rezago en creatividad, violencia y agresión, miedo, adicción a la TV y daño en las dinámicas familiares.

Según la publicación, por cada hora que un bebé ve televisión por día tiene el 10% más de probabilidades de desarrollar problemas de atención que pueden ser diagnosticados como trastornos de déficit de atención con hiperactividad (ADHD por sus siglas en inglés) y el porcentaje aumenta si el tiempo es mayor.  Además, por cada hora que un bebé de 8 a 16 meses vea TV dirá de 6 a 8 palabras menos que otro niño.

Adicionalmente, los  pequeños que ven más de 2 horas por día de televisión tienen el doble de posibilidades de desarrollar asma y la presión arterial de quienes ven de 90 a 330 minutos por día pude ser de 5 hasta 7 puntos más alta que los que no lo hacen. También presenta datos  de cómo afecta sus horarios de sueño que a la vez puede ser perjudicial para la salud, las recurrentes pesadillas, o incluso el incremento en la miopía. Recomienda para niños mayores de 2 años no más de 10 horas a la semana de televisión para evitar que tengan dificultades escolares o de aprendizaje en el futuro.

Y es que en Estados Unidos las cifras indican que ya a la edad de los 3 meses, el 40% de los bebés son observadores regulares de la TV.

Ahora el cómo afecta a mi hijo la TV está más que claro. Todo parece indicar que tendré que organizarme mejor y ponerme creativa para evitarla.

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