Por: Lorena Carrillo de Bianchi

Para: Mundo de Mamá

 

“Educar hoy es diferente! En el área educativa, la familia, colegio y ambiente, han evolucionado. Los padres se ven en la necesidad de trabajar los dos, provocando que el ambiente exterior penetre en la intimidad familiar.” – Fernando Corominas

Ahora que me encuentro con la responsabilidad y la tarea de educar a mis hijas, me he dedicado a buscar información que me pueda ayudar. Para educar a los hijos debemos estar preparados ya que la educación es una ciencia que debe estudiarse, y es lo mínimo que esperaríamos de los profesores de nuestros hijos: Una preparación adecuada y por qué no exigirnos nosotros mismos de la misma manera.

En mi búsqueda de información que pudiera ayudarme, encontré lo que estaba buscando, un maravilloso libro que me introdujo a Los Períodos Sensitivos!

“¿En qué consisten los Períodos Sensitivos?

En la vida de un niño, desde que nace, hasta que es adolscente, existen tiempos “clave” en donde está naturalmente dispuesto a desarrollar ciertas virtudes o habilidades. Esto se llama Período Sensitivo. Suceden una sola vez en la vida y llevar a cabo una actividad fuera de su tiempo natural obliga a desarrollar una fuerza de voluntad superior, cuesta más trabajo y es muy difícil alcanzar la perfección en los resultados.

Virtudes y sus Períodos Sensitivos:

El Orden: Se trata de una virtud secundaria en la que se apoyan todas las demás. El orden proporciona tranquilidad, confianza y seguridad, nos evita disgustos y contratiempos y nos ayuda a ser más felices con menos esfuerzo. El Períodos Sensitivo del orden se vive con la máxima intensidad entre uno y tres años. Es un proceso que se aprende con gran facilidad a esa edad, siempre que se le enseñe de forma metódica y ordenada al niño, y tengan un modelo repetido.

Con la misma capacidad que los niños son capaces de imitar el orden, tienen una habilidad increíble para imitar el desorden. Un niño de corta edad necesita orden y estabilidad en el ambiente que le rodea.

La Sinceridad: El período sensitivo de la sinceridad es entre los 3 y 9 años. De una forma intensa entre los 3 y 6. Como consecuencia de la justicia entre los 6 y 9. Al llegar al uso de la razón comienzan a comprender el valor moral de la verdad y son capaces de esforzarse por vivirla. La sinceridad es así una primera cualidad de la conciencia.

El ejemplo de los padres juega un papel fundamental, pueden aprender a amar la verdad o a ser unos excelentes mentirosos. Es importante que los niños adquieran el hábito de decir la verdad desde pequeños, ya que constituirán los cimientos para facilitar su práctica como VIRTUD. La virtud de la sinceridad es básica en la adolescencia y, por ello, deben vivirla desde pequeños y conocer su valor.

La Laboriosidad: Saber trabajar tiene su comienzo natural en saber jugar. El niño que ha aprendido a jugar bien tiene las bases para estudiar, y si las ha desarrollado de forma correcta, sabrá trabajar.

El Juego: La edad del juego tiene su máxima intensidad entre los 4 y 7 años. Los niños aprenden jugando. Más tarde aprenderán estudiando y luego trabajando. Es esencial que sepa jugar y desarrolle los hábitos positivos que le permitirán adquirir las Virtudes. Es importante que los padres enseñen a jugar a sus hijos, jugar repetidas veces con ellos y buscarles la compañía de otros niños que sepan jugar. Deben aprender a jugar con orden, sin egoísmo, sabiendo ceder, ayudando a otros y sin romper los juguetes. El juego les preparará para saber estudiar, evita el aburrimiento y la pereza.

En la educación es más efectivo adelantarse a los acontecimientos y preocuparse antes por los hijos; prevenir es más fácil.

El Estudio: Periodo Sensitivo de 7 a 12 años, el afán de aprender y la tendencia a la curiosidad. Saber cosas nuevas les apasiona, les gusta destacar, sobresalir y son capaces de luchar por ser los mejores. Cuando un niño de 7 a 12 años no estudia se debe pensar que existe un problema. Un niño sano con un ambiente normal en su familia, debe querer estudiar y lo contrario detecta una anormalidad. En general, con amor, motivaciones positivas y paciencia se puede corregir el problema.

El trabajo: Jugar, ayudar en casa y estudiar, es el trabajo de los niños. En el adolescente el trabajo debe ser la alternativa del estudio en tiempo de vacaciones. El descanso no consiste en no hacer nada, se descansa cuando se cambia de actividad. El trabajo y el deporte pueden constituir alternativas del estudio.

Generosidad: Se vive entre los 7 y los 11 años. Experimentan el impulso de ser generosos, prestar servicios y ayudar. Esta directamente conectada con el amor y la justicia, para ejercerla debemos ayudarnos de la responsabilidad, la perseverancia y la fortaleza. Son actos de generosidad: saber escuchar, saber agradecer, saber perdonar, saber ayudar. La generosidad es un acto desinteresado de la voluntad, por el cual una persona se esfuerza en dar algo de sí misma con el fin de cubrir una necesidad de otra persona buscando su bien.

Un niño hasta los 6 años no puede ser generoso. Le resultará difícil entender la razón de tener que dar algo suyo y le costará descubrir necesidades en los demás. A partir de los dos o tres años, distinguen perfectamente el mío-tuyo; desde esta edad, hay que fomentar el hábito de dar.

Entre los 7 y los 11 años es el momento oportuno para desarrollar tres virtudes: generosidad, laboriosidad y reciedumbre. A los 7 años despierta en los niños una tendencia natural a ayudar, es necesario guiarlos y hacerles descubrir la necesidad de ser generosos y la alegría que se siente después de serlo.

Entre los 12 y 15 años, el comienzo de la adolescencia, respecto a la generosidad el retroceso es inevitable pero natural. Los padres deben estar más disponibles, poner todos los medios para que la comunicación no se cierre. Deben tener claro que sus padres están dispuestos a ayudarles. También es conveniente fomentar en la familia los actos de la generosidad.

Entre los 15 y 20 años aparece una vuelta de valores. Cuando se han desarrollado bien antes de los 11 años, será fácil que vuelvan a vivirse.

Responsabilidad: Las virtudes humanas facilitan el cumplimiento de la responsabilidad, orden, constancia, justicia, generosidad, prudencia y obediencia ayudan a hacer las cosas bien hechas. La mejor edad para arraigar la virtud de la responsabilidad es entre los 7 y los 11 años.

La Fe: La herencia más importante que unos padres pueden dejar a su hijos son sus creencias, valores que sirvan para orientar su vida. Si sus padres no cumplen su misión en este campo, les suplirán los amigos, un profesor o un libro, provocando la desviación en un tema tan vital como las creencias.

Como padres, debemos estar atentos al comportamiento de nuestros hijos, tanto en los estudios como en la familia, y a la primera indicación de cambio desfavorable es necesario investigar la causa. Los problemas, descubiertos a tiempo, son fáciles de corregir ya que no han creado hábito.

¿Cómo adquirir valores?

Educar es ayudar a los hijos a crecer en virtudes, la virtud se define como un hábito operativo bueno. Adquirir un hábito supone un esfuerzo. Cuando este esfuerzo no es necesario y el acto se repite fácilmente, hemos conseguido el hábito.

Los padres tenemos que hablar con los hijos y conseguir que hagan las cosas porque quiere y asuman ellos la responsabilidad de hacerlo. Hay que educar para que los hijos se porten bien porque ellos quieran, sin necesidad de premios, ni castigos, ni amenazas.

Si los hábitos adquiridos son buenos, bastará que las intenciones sean buenas para que se conviertan en virtudes.

Un Proyecto Educativo

Los padres somos los primeros responsables de la educación de nuestros hijos. Cuanto más consciente, perseverante y coherente sea la acción educativa familiar, mayor será su influencia en la formación de sus hijos. Llevar a cabo un Proyecto Educativo Familiar es importantísimo en los primeros años de vida de los hijos. Para cada hijo se tendrá un Proyecto Educativo diferente. Al hacer un Proyecto Educativo debemos tener en cuenta la edad del hijo y los Períodos Sensitivos propios de esa edad.

En el área educativa, la influencia del ambiente, los padres, y la familia en primer lugar, puede ser decisiva si sabemos prestar las ayudas necesarias en el momento oportuno.”

Les puedo decir que, por mi propia experiencia, el aprovechamiento de los períodos sensitivos es de gran ventaja para nosotros como padres a la hora de educar a nuestros hijos.  Mi hija de tres años tiene ya hábitos bien establecidos y día a día crece en virtudes.  Claro, tal como lo dice el libro, ha sido un trabajo de formación para mi también ya que debo poner el ejemplo, disculparme cuando me equivoco y estar constantemente pendiente de dar el ejemplo ya que se que tengo sus ojitos ensima mío, observando todo lo que hago.

Así que las animo a que pongan en práctica esta teoría y observen los maravillosos resultados.

 

Fuente: Libro Educar Hoy

1 COMENTARIO

  1. Apoyo el punto de vista de Lorena, yo también estoy leyendo ese libro y me pareció fabuloso poder aprender a educar a nuestros hijos y poder aprovechar al máximo sus períodos sensitivos. Tengo un niño varón de 2 años. Saludos.

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here