Por: Nancy Chang

@nachis_

Para Mundo de Mamá

 

Con el paso del fin de año y el inicio del año nuevo, se vienen junto a él una serie de emociones y sentimientos encontrados, algo que puedo describir como una sensación “agridulce”.

Por un lado las reuniones familiares con motivo de las fiestas de fin de año te hacen despertar sentimientos a flor de piel con sabor “dulce” por diversos motivos: los reencuentros, los recuerdos, las tradiciones familiares, la nostalgia y la melancolía, por ejemplo, mezclados con los cálidos momentos de las celebraciones como la Navidad. Por otro lado también despiertan los sentimientos con sabor “agrio”, aquellos que no quieres aceptar a pesar de que tengas que hacerlo: retomar la rutina, terminar las vacaciones, recordar a los que ya no están presentes…, reflexionar acerca de los momentos desagradables del año o despedir a los que tuviste cerca… todos esos sentimientos encontrados están encerrados en una sola sensación llamada “agridulce”.

Pareciera ser  algo irrelevante, pero no para la familia de la que vengo. Somos 11 hijos (6 mujeres y 5 hombres), y comenzando por este dato definitivamente no vengo de una familia convencional, cada uno es único y diferente dentro de la diversidad de personalidades, temperamentos y caracteres que cada uno de los miembros poseemos. Otro dato podría ser la distancia, mientras muchas familias se consolidan en el lugar de su origen, en el caso de mi familia hemos tomado caminos y destinos distintos, vivimos en países y ciudades diferentes, lo que hace que cada uno tenga su propia percepción del entorno cultural que nos rodea.

En una familia numerosa y separada por la distancia pareciera que ninguno tendría algún vínculo de unión entre sí, sin embargo esto es falso, entre más sea la distancia y más los mimbros de la misma, los lazos familiares se fortalecen y solidifican como eslabones formando una cadena, para darnos la fuerza de decir un “hasta pronto nos vemos” y no un “adiós” en cada despedida, y así  tener la plena seguridad que ese momento llegará de nuevo para reencontrarnos.

En los últimos días del año pasado encontré este video que representa todo lo que he sentido y pensado acerca de mi familia, que aunque no sea convencional, la amo; que aunque vivamos separados por la distancia, la siento cerca; que aunque tengamos discrepancias entre los miembros, respetamos nuestras diferencias. Así es mi familia, poco convencional y diversa, pero muy fuerte y unida.

Solo quiero seguir teniendo “las bolsas llenas de tiempo” para seguir disfrutando los momentos como las fiestas de fin de año que apenas acaban de pasar y que esperaré con ansias para que vuelvan a llegar, donde nos veamos todos otra vez; solo quiero seguir entendiendo, aceptando y acoplándome a que mi familia y la historia de cada uno de sus miembros es única y diferente, que por lo tanto debe estar llena de valores como la unidad, el apoyo, la tolerancia, el respeto y la validación hacia las decisiones de cada uno de sus miembros, miembros a los que amo a pesar de la distancia.

 

 

Video vía: Máquina de Sueños

 

 

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