Hacia los dos años, cuando tu niño ya tiene la mayoría de las piezas dentales, es bueno que le enseñes a usar el cepillo de dientes. A los tres años ya empezará a dominar la técnica y podrá empezar a cepillarse solito(a). Es muy importante que nuestros hijos adquieran buenos hábitos en la higiene dental desde pequeños y este es el primer y más importante paso.

Al principio necesitarán nuestra ayuda pero poco a poco irán adquiriendo independencia.

 

Algunos consejos:

Para despertar su interés, cómprale un cepillo infantil de cerdas suaves que lleve algún personaje que le llame la atención. Límpiate los dientes con él para que vea cómo hay que hacerlo. Enséñale a seguir siempre el mismo orden, sin olvidar la parte externa, la interna y la horizontal.

Si se cansa antes de haber repasado todas las piezas, puedes proponerle un pacto: tú le lees un cuento mientras él se cepilla, pero él no puede terminar hasta que tú no termines de leer la historia.

Haz que se cepille los dientes siempre en presencia de un adulto.

Si no tienes tiempo para vigilarlo bien, es preferible un solo cepillado exhaustivo por la noche que dos o tres al día mal hechos. Acostumbra al niño a no comer nada después de cepillarse.

Inventa una canción del cepillado dental para que se pueda apegar a una rutina de cepillado y la encuentre divertida.

 

Enséñale paso a paso

Para empezar, procura hacer del cepillado todo un juego frente al espejo:  sacar la lengua, abrir mucho la boca y usar el cepillo dentro de ella. A los niños les encanta hacer cosas de mayores, así que les podemos recordar que lavarse los dientes es una tarea de mayores, y él o ella, que ya es mayor, puede empezar a usarlos. Hay que dejarles que lo intenten solos, incluso con algo de pasta con flúor, aunque papá y mamá les ayuden. Debemos explicarles cómo deben hacerlo bien.

Con mucha paciencia les contaremos que el cepillo debe ir de arriba abajo y que también deben cepillarse la lengua. Aunque al principio no sigan las instrucciones al pie de la letra, poco a poco irán aprendiendo a hacerlo.

Enséñale a practicar el enjuague bucal con agua natural, de modo que pueda hacerlo luego con enjuague con flúor sin que lo ingiera.

 

Vía: Ser Padres

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